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Número 8 Junio 2001

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Promover una cultura de paz

"los Estados Unidos y otras potencias se han aliado con verdaderos monstruos"

Entrevista con Juan Carrero Saralegui,
Presidente de la Fundación S´Olivar (Mallorca, España)
Candidato al premio Nobel de la Paz

photo of Juan Carrero Saraleguispace¿Cómo empieza su interés por la no-violencia?

De muy joven, yo tenia dos inquietudes que vivía con mucha intensidad. Por una parte el sufrimiento de los mas pobres junto a una gran rebelión interna contra la injusticia y por otra la certeza espiritual de que la realidad es mucho más de lo que vemos. La certeza de que esta vida es un tiempo de gracia, un don, para aprender, para crecer en sabiduría y conocimiento, para ejercer un trabajo comunitario, para ayudar a los más necesitados. Estas certezas tan elementales no necesitan nada que les fundamente, sino que por el contrario ellas mismas son el fundamento de todo lo demás y, paradójicamente, no puedes demostrarlas.

Con el paso de los años, también se ha afirmado en mí otra certeza, la de que las cosas más importantes no pueden reducirse a la pura eficacia. Son cosas que debes hacer y de las que quizá no verás jamás los resultados. Esta certeza ha sido muy importante en mi vida y, concretamente, en este conflicto de la Región de los Grandes Lagos de África. Si inicias las cosas esperando resultados, te puedes desanimar. Porque ¿quién es capaz de modificar la gran política internacional para la región de los Grandes Lagos? por ejemplo. Como es algo imposible o una locura, nadie empieza nada y las cosas siguen como están, en un circulo vicioso. Hasta que de repente se produce un clic interior y dices: "Ah, lo importante no es la eficacia, sino la fidelidad". Puedes formulártela como quieras pero es una experiencia que veo reiteradamente en personajes como Gandhi, Francisco de Asís, o como el padre Roy Bourgeois, al que estuve visitando hace dos años y que está intentado, y casi lo consigue, cerrar la Escuela de Las Américas en Estados Unidos, donde se han formado los genocidas latinoamericanos.

Explíquenos la experiencia del padre Bourgeois.

Se dio cuenta de que con sus impuestos y los de su familia, se estaban financiando escuelas en las que se enseñaba a torturar. Empezó a hacer todo tipo de acciones no violentas para concienciar a la sociedad norteamericana y llegó a tener casi medio congreso americano con él. Finalmente, por pocos votos no consiguió la mayoría. Además, a él lo condenaron a tres años de cárcel por entrar en el recinto militar de la Escuela de Las Américas en mitad de la noche y reproducir a todo volumen las ultimas palabras de monseñor Romero antes de ser asesinado. Decía con gran energía: "En nombre de Dios, os suplico, os ordeno, cese la represión". Cuando Roy más desanimado estaba en la prisión, algo en su interior le dijo: "Roy, lo importante no es la eficacia, sino la fidelidad". Se trata de una certeza que, por vías parecidas, yo he tenido muy clara. De hecho, mi experiencia es que la fidelidad conlleva siempre una cierta eficacia insospechada.

¿Que fue lo que motivó la creación de la Fundación S'Olivar en 1992?

En 1992, constituimos la Fundación como un herramienta mas efectivo para trabajar por los más necesitados desde la no-violencia. En aquel momento la gran tragedia estaba en Somalia. Me parecía un delirio tanta mortandad en un mundo con tantos recursos, vacunas y otros medios para detenerla. Como me lo había parecido la carrera de armamentos, cuando me había declarado objetor de conciencia hacía casi 20 años.

Cuando la Fundación ya tenía un año y medio, llegó en 1994 el cataclismo de Ruanda, en el cual se volcaron todos los medios de comunicación. Lo que inicialmente nos puso en marcha fueron aquellas grandes masacres, en el que la mayoría de las víctimas eran tutsis.

¿Cómo fue que desde este pequeño valle de Mallorca os interesasteis por el genocidio de Ruanda?

La gran difusión de aquellas masacres no dejaba a nadie indiferente. Además Mallorca tiene un relación muy especial con aquélla región, pues desde hace casi cincuenta años hay misioneros suyos en Burundi, en Ruanda, en Congo. Ante los sucesos del 94, prácticamente la totalidad de ONG y congregaciones religiosas de Mallorca, nos unimos formando una gran plataforma para ver que podíamos hacer.

Después, fui a Ruanda y Burundi con otros compañeros, a finales del 95 e inicio del 96, en representación de un conjunto de ONG. Cuando llegas y vas a visitar a amigos y te encuentras que en una pequeña aldea, en un solo día, el ejército monoétnico tutsi ha asesinado a más de cien mujeres y niños de la manera mas brutal, cuando vuelves a los 3 o 4 días a España y compruebas que de aquello nadie sabe nada; cuando, por el contrario, constatas que los medios de comunicación solo repiten que los rebeldes y la guerrilla hutus asesinan por doquier, te empiezas a preguntar: ¿qué está pasando?

A medida que avanzábamos en nuestra investigación, es decir durante estos últimos años hemos ido componiendo el rompecabezas y ahora estamos seguros de comprender mejor lo sucedido y sobre todo tras las grandes matanzas de refugiados hutus en el Congo, nos convencimos de que se debía hablar de un nuevo genocidio. O quizá sería más exacto hablar de una nueva y más amplia comprensión de un único genocidio, que aún continúa y del que casi nadie hablaba a pesar de su gran magnitud.

Frente a este nuevo genocidio llevasteis cabo una huelga de hambre para denunciarlo.

Fue un ayuno de denuncia que duró 42 días, a comienzos del 97, cuando ya se habían bombardeado los campos de refugiados hutus del este del Congo. Una alta responsable del Parlamento Europeo, Magda Alvohet, la co-presidenta de los Verdes Europeos nos dio ya entonces, de modo confidencial, algunas importantes claves. Ella nos dijo:

"Existe un plan muy bien elaborado para invadir el este del Congo. Estados Unidos ha dado su consentimiento a los regímenes himas-tustis de Ruanda, Uganda, Burundi. Parece que tan solo piden que se respeten dos condiciones: que no se excedan, ni en el ancho de la franja invadida, ni en las violaciones de los derechos humanos".

¡Esto me recordó demasiado lo sucedido en Latinoamérica! Frente a las barbaries de las dictaduras militares, altos responsables de Estados Unidos que le habían apoyado dijeron: "Nosotros no somos responsables de los excesos de las juntas militares." Adolfo Pérez Esquivel, frente al reconocimiento por parte de Madeleine Albright de que fue un error que los Estados Unidos apoyaran esas dictaduras, dijo: "Yo no recuerdo ningún error. Yo lo único que sé, es que elaboraron un plan para toda la región, la 'Operación Cóndor', y lo aplicaron a la perfección, sin el menor error."

"Lo importante no es la eficacia,
sino la fidelidad"

Ahora que hay pruebas de este nuevo genocidio, ¿cuáles son los obstáculos para dar a conocer la verdad?

Hay muchos obstáculos todavía. Sobretodo están los intereses de ciertas multinacionales de la órbita de los Estados Unidos. Yo no sé en que porcentaje hay que repartir las responsabilidades, pero los Estados Unidos y otras potencias se han aliado con verdaderos monstruos. Kagame es un monstruo y no me importa que se nos siga tildando de radicales por decirlo, puesto que el tiempo se impondrá y al menos tendremos la tranquilidad de haber llamado a las cosas por su nombre. Yo creo que ni la CIA ni el Pentágono han evaluado bien con quien se aliaban. Posiblemente sea verdad que se han producido excesos que no interesaban a Estados Unidos, pero ellos les han dado y siguen dando todo tipo de apoyos.

Estados Unidos no habla más que de democracia, pero luego se alían con el FPR (Frente Patriótico Rwandés en el poder en Rwanda desde 1994), que invadió un país, Rwanda el qual, presionado por una serie de factores, ya estaba en vías de democratización. En nombre de la democracia y en nombre de les derechos humanos, invaden y arrasan. La experiencia latinoamericana nos sirvió para comprender que toda intervención, invasión o golpe militar siempre se han hecho en nombre de una gran causa, de una gran misión como tanto nos gusta a los Occidentales. Todos los dictadores militares dicen sentirse investidos de una importantísima misión.

La explicación de este apoyo hay que buscarla en las manifestaciones hechas en los últimos años por altos responsables de los Estados Unidos, "África nos interesa". Hay que buscarla también en la boca de los grandes hombres de las multinacionales. Por ejemplo, en Burundi, gente muy importante de las mafias del diamante y del oro han afirmado que ellos y sus capitales no pueden depender de los vaivenes de las democracias, puesto que ellos necesitan hombres fuertes, seguros y estables. Es mas difícil controlar un gobierno democrático, puesto que cuando hay democracia, los pueblos son dueños de su destino y de sus recursos.

La región de los Grandes Lagos es riquísima en recursos naturales de todo tipo, sobretodo mineros. Existen metales excepcionales, imprescindibles para la carrera espacial, como el niobio y el tungsteno. Parece que es uno de los pocos lugares donde existe este último en cantidades suficientes para ser explotado. Esto convierte, al Congo especialmente por su amplitud y por la gran presencia de recursos naturales, en un botín muy apreciado.

¿En que momento empezó el apoyo de Estados Unidos?

Viene desde muy atrás. En el 1988 se realizó la llamada reunión de la diáspora tutsi, en Washington, organizada por Roger Winter, presidente de Interaction, la mayor federación de ONGs de Estados Unidos. Muchos de nosotros estamos convencidos que es un hombre de la CIA infiltrado en el mundo de las ONGs. Fue él quien organizó esas sospechosas reuniones previas a la invasión de Ruanda desde Uganda en el 90. También fue él quien organizó reuniones previas a la invasión del Congo en 1996.

Además del apoyo de los Estados Unidos, los Tutsis del FPR tienen muchos contactos e influencias internacionales. Se trata de un grupo extremista que nunca se resignó a perder el poder, se exilió desde 1961 y, con sus muchos recursos, se dedicó siempre a hacer lobby y propaganda. Pero dos terceras partes de la etnia tutsi se quedaron conviviendo con el régimen hutu en Ruanda.

Usted mantiene que Kagame y su gente estaban interesados en que se produjera el genocidio contra los tutsis que se habían quedado en Ruanda. ¿Qué razón les habría animado?

Las víctimas tutsis del 94, que ahora el FPR se apropia, no fueron gente del FPR, sino tutsis que el FPR despreciaba pues los consideraba traidores a su etnia por el hecho de haberse quedado en Ruanda y dejarse corromper por el régimen hutu de Habyarimana. Esta es una clave muy importante. Existen importantes testimonios, que empiezan a salir a la luz, de que Kagame era bien consciente de que con su invasión provocaría estas masacres por parte de los extremistas hutus. Se lo advirtió la CIA y el mismo heredero real tutsi. Era un suicidio para la etnia tutsi, pero no le importaba, puesto que el genocidio le venía muy bien para sus planes.

Fue por ello que hizo todo lo posible para que no hubiese intervención de la comunidad internacional. Incluso viajó para ello a los Estados Unidos. Deteniendo la intervención internacional evitaba obstáculos en su avance militar hacia la capital, Kigali, al tiempo que se permitían las masacres que proporcionaban a la etnia tutsi la condición de víctimas, justificando así una dictadura injustificable. Para el FPR este status de minoría oprimida e incluso masacrada era fundamental para la reconquista de todo el poder y la exclusión e incluso la eliminación de millones de ruandeses. El FPR por la vía democrática jamás tendría el poder, ya que el 80% de la población de Ruanda eran hutus.

¿No se puede hablar entonces de una unanimidad en el seno de los tutsis?

Es muy importante no hablar en términos de etnia, sino de grupos extremistas dentro de las etnias. En el caso de los FPR, estamos hablando de un pequeño grupo de la aristocracia tutsi que también ha hecho sufrir mucho a gente de su propia etnia. Hay muchos tutsis que son conscientes de la situación, pero son muy pocos los que hablan y denuncian, puesto que hace falta mucho valor en la situación actual para hacerlo. Ahora, por ejemplo, están muriendo muchos tutsis en la invasión de la RD del Congo, sobretodo jóvenes. Mucha gente no está conforme, incluso dentro del grupo de la realeza.

¿Entonces el genocidio, según usted, sirvió para legitimar al nuevo poder tutsi?

El FPR solo podían gobernar el país convirtiendo a la gran mayoría hutu en genocida ante la comunidad internacional. Ciertamente que hubo extremistas hutus que asesinaron masivamente, algo que repetimos y aclaramos constantemente. Ahora bien, el FPR inició en el 90 la agresión militar, fue asesinando masivamente también a medida que iba avanzando en el interior del país, asesinó el 6 de abril del 94 a los presidentes de Ruanda y Burundi*, provocando la reacción de los extremistas hutus, e hizo todo lo posible para impedir la intervención internacional. Es de un cinismo increíble que después de todo esto ahora se coloque en posición de víctima y acuse a la comunidad internacional de cómplice pasivo del genocidio. Estas claves, que durante estos años apenas han emergido, puesto que el FPR han dispuesto de grandes medios económicos, militares y sobretodo mediáticos para impedirlo, ahora sí empiezan a quedar en evidencia.

Parece ser que hay evidencias de que los Estados Unidos colaboran activamente en este ocultamiento y manipulación de la información.

Lo sucedido con el informe Garreton es un ejemplo claro. Esta investigación de la ONU sobre las matanzas de hutus en el este del Zaire ya hablaba de veinte o cien mil cadáveres en 40 localizaciones. Pues bien, en cuestión de una semana los Estados Unidos consiguieron que desapareciera la palabra genocidio que inicialmente aparecía en ese informe, quedando tan solo la de masacre. La palabra genocidio es la clave, es la coartada de todo, es un cheque en blanco para que durante muchos años, la oligarquía extremista del FPR pueda hacer lo que quiera. Si empezamos a hablar también de un genocidio sufrido por los hutus, se les derrumba todo el andamiaje mediático que han montado.

Nosotros calculamos que en la década de los noventa hubo en la región de los Grandes Lagos más de 3 millones de víctimas mortales, de las que medio millones eran tutsis. ¿Cómo se explica, pues, que tan solo se hable de las víctimas tutsis y no de los hutus?

Pero hay muchos analistas y especialistas sobre la región de los Grandes Lagos que no están de acuerdo con la existencia de este segundo genocidio.

Aún existen importantes inercias mediáticas y psicológicas. Es muy difícil reconocer que uno se ha dejado engañar en algo tan grave como un genocidio. Representa una pérdida, incluso, de prestigio y de credibilidad. Pero el tiempo corre siempre a favor de la verdad, a pesar de que se ha engañado a casi todo el mundo, incluidos muchos analistas y supuestos especialistas.

El tema de los medios de comunicación es fundamental, puesto que son cuatro o cinco grandes agencias internacionales casi las únicas que generan información sobre esa región. No hay especialistas, no hay corresponsales sobre el terreno, al menos en las zonas críticas. No hay observadores en derechos humanos desde hace dos años y medio. Kagame esta ofendido con la ONU, porque según él no impidió el genocidio. Por ello se ha permitido incluso expulsar a los observadores de derechos humanos de la ONU.

¿Cual es actualmente la situación en la R.D. Congo?

En este momento está invadida por Uganda, Rwanda y Burundi. Muchas organizaciones ya hablan de 2,5 millones de víctimas mortales en menos de tres años. La justificación de la invasión ha sido el imponer el respeto de los derechos humanos, el retorno de la democracia y asegurar las fronteras de sus respectivos países. La motivaciones verdaderas son inconfesables. La ONU, finalmente, aprobó una resolución en la que se llama invasión a lo que se hizo pasar por rebelión.

Entrevista realizada por Philippe Guirlet y Agustí Nicolau Coll
el 28 de octubre 2000


* NDLR: Este hecho es muy controvertido y no existen pruebas formales de la implicación del FPR en el asesinato de los presidentes de Rwanda y Burundi. No obstante, es preciso tener en cuenta que el juez Brugières (Francia), ha abierto una investigación sobre los que organizaron el atentado del 6 de abril 1994 que, según sus propias afirmaciones, próximamente podría desembocar en la inculpación de los dos jefes de estado actuales de Rwanda y Uganda, Paul Kagame y Yoweri Museveni, respectivamente. Además, el ministerio fiscal de Bruselas (Bélgica) encargó, el 12 de mayo 2001, al juez Damien Vandermeersch, la instrucción de un sumario contra el Presidente rwandés Paul Kagame. Finalmente, Carla del Ponte, fiscal general de los tribunales penales internacionales para la ex-Yugoslavia y Rwanda, confirmó en una entrevista en el periódico Le Soir del 16 enero 2001, que el TPIR había iniciado una investigación sobre los actuales responsables del FPR.

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Retrato de Juan Carrero Saralegui

Juan Carrero nació en Arjona (Jaén, España) en 1951. A los 19 años, tras cursar tres años de Filosofía, se retira junto con otros compañeros, a la finca de S´Olivar, en la localidad de Estellencs, isla de Mallorca, Baleares (cf. Caravana). Durante cuatro años, se dedica a la meditación y a la plegaria en la soledad y a los estudios de Teología.

En el año 74, se declara objetor de conciencia al servicio militar obligatorio, siendo el tercero de España, a excepción de los Testigos de Jehová. Los dos anteriores habían sido condenados a ocho años de cárcel por la dictadura franquista.

Conoce por aquella época en la comunidad no-violenta del Arca a Lanza del Vasto, el discípulo europeo de Gandhi. Por propia iniciativa decide realizar el servicio social sustitutivo, que la ley no contempla, trabajando durante tres años (el doble del servicio militar) con los indígenas quechuas argentinos. Pretendía así denunciar y oponerse a la obligatoriedad del servicio militar y refutar la acusación de vagos e insolidarios que los primeros objetores sufrían.

Cuando los generales Videla, Massera y Agosti dieron su golpe de Estado en Argentina y comenzaron las torturas, crímenes, secuestros y desapariciones, él y su esposa trabajaban ya en las estribaciones de los Andes argentinos. Al igual que su amigo el argentino Adolfo Pérez Esquivel, futuro premio Nobel de la Paz del año 80, salvaron por muy poco sus vidas.

Para Juan Carrero la historia se repite 25 años después. El deseo de estar siempre con los más olvidados y desprotegidos ha llevado a la Fundación S´Olivar, que él preside desde que fue constituida en el año 92, a trabajar durante estos últimos años en favor de las poblaciones civiles indefensas de Ruanda y Burundi y de la R.D. del Congo.

Toda esta lúcida solidaridad no nace sin embargo de la nada, sino de una auténtica y profunda experiencia espiritual. En la armonía de la montaña de S´Olivar se palpa la estimación profunda y el respeto reverente por todo cuanto existe.

Extracto del dossier de candidatura de Juan Carrero para el premio Nobel de la Paz 2000

Contacto: Fundación s'Olivar
07192 Estellencs (Mallorca) Baleares, España
Tel.-Fax: (34) 971.618.593 / Tel. móvil: (34) 629.266.035
sitio Internet: www.pangea.org/olivar

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