Bosques arrasados para pastos...
Prados destruidos para instalar fábricas de animales...
Ganado herbívoro engordado con harinas cárnicas...
Resultado: ¡vacas locas!

Está fuera de toda duda que siguiendo el modelo del "siempre más" la Tierra explotará¹ un día de estos por donde ha pecado: ¡En el norte y por la codicia!

Porque siempre queremos más carne...
Porque los consumidores son empujados a la avidez...
Porque a los turistas se les promete una sucesión de placeres y sol durante todo el año...

Todo esto estaría muy bien en el mejor de los mundos si esta carne no viniera a exponerse en nuestras playas, contaminando nuestras tierras y costas, destruyendo los paisajes y las culturas locales. La situación llega a ser tan crítica que una mano anónima ha escrito en una pared de la Rambla, principal avenida turística de Barcelona, el siguiente grafitti: " Tourists : you are the terrorists !"

Acaso una exageración, pero que tiene la virtud de plantear el problema en toda su crudeza. Entonces, ¿qué hacer?

¿Practicar el oxymoron² tal y como lo desea la modernidad³?

Oxymoron 1: No viajar más cuando el hombre y la mujer son por naturaleza curiosos.

Oxymoron 2: Escupir a la cara de los visitantes cuando se es hospitalario.

Oxymoron 3: Masacrar los rebaños y hacerse vegetariano.

O devorar inmediatamente el excelente «Dossier Turismo» preparado en colaboración con la asociación Transverses que milita por un turismo sostenible (ver dossier).

Todo ello aliñado con el viaje del equipo de Caravana a Mallorca (Islas Baleares), pequeña isla del Mediterráneo donde nos reunimos, tanto con adeptos del turismo de masas bajo las palmeras, como con los defensores de los pájaros que aún encuentran refugio en los olivos mediterráneos.

Philippe Guirlet

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