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Número 7 Diciembre 2000

Sumario
bulletCorreo de los aliad@s
bulletVisita a Mallorca y Cataluña
bulletASAMBLEA 2000-2001
bulletEl Parlamento Mundial de la Juventud
bulletARTISTAS
bulletTURISMO SOSTENIBLE
 · Hacia un turismo sostenible
 · Carta
 · Por una ética del turismo
 · ¿De qué turismo...?
 · Irse de vacaciones
 · Transverses
 · Visto desde el Sur
 · El turismo como comercio
 · El turismo rural integrado
 · El mercado al asalto de la cultura
 · Tapices bastardos
 · Irán
 · Agenda local 21
 · Calvià (Mallorca)
 · Illes Balear
 · Iniciativas
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bulletEquipo
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bulletUNESE A CARAVANA
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Hacia un turismo sostenible
¿De qué turismo hablamos?

Se emplean muchas palabras para definir las actividades turísticas. Por desgracia, a menudo se utilizan de manera impropia o desviadas hacia fines publicitarios y ya no corresponden a los conceptos o a las experiencias que estuvieron en el origen de su utilización. Devolvemos aquí su significación exacta a esas palabras.

El Turismo integrado se refería en un principio a las formas de turismo experimentadas en Casamance (Senegal, África) durante los años 70 (ver El turismo rural integrado). Las actividades turísticas están "integradas" en la vida local y puestas al servicio del desarrollo, contrariamente a las prácticas habituales en las que las comunidades locales se ponen al servicio del turismo. Precursor del turismo duradero, se opone al Turismo insertado, que es el transplantado en un medio preexistente que destruye a veces por completo y del cual el turismo de balneario y las estaciones de esquí son los ejemplos habituales.

El Turismo individual puede estar organizado por una agencia de viaje o elaborado al día a capricho del viajero. Es únicamente portador de los valores de aquel que lo practica. Emplea con frecuencia las mismas estructuras que el turismo de masas. Se dice al respecto que «25 turistas individuales hacen más estragos que un grupo de 25 turistas».

Turismo de masas: esta expresión no se refiere a un práctica de turismo, sino a la utilización de infraestructuras pesadas (aeropuertos, redes de carreteras, parques hoteleros, complejos de ocio) cuyo impacto sobre la región referida es irreversible. Conlleva unos efectos en cadena: urbanización, afluencia de población pobre, desocialización, delincuencia, prostitución. Los intereses comerciales de unos y los placeres de los otros priman sobre la protección del medio ambiente y sobre el interés a largo plazo de las poblaciones locales. El turista mejor intencionado pocas veces puede evitar el acudir a las estructuras del turismo de masas al menos para una parte de su viaje.

El Turismo social se ha desarrollado sobre todo a partir de la segunda guerra mundial para permitir a la mayoría de hacer vacaciones y, más tarde, viajar. Desarrollado en colonias y centros de vacaciones, se ha integrado en el turismo de masas. En su origen portador de valores respetuosos con los lugares de acogida, su concepto, anterior al desarrollo masivo del turismo en el extranjero, manifiesta únicamente de modo ocasional su preocupación por formar a los viajeros en ciudadanos del mundo.

El Turismo de aventuras emplea unos circuitos poco frecuentes y se practica en grupos restringidos en unas condiciones rudimentarias, pero protegidas. Es un turismo oneroso.

El Turismo cultural se limita con demasiada frecuencia a privilegiar las imágenes o los relatos del pasado con relación a la dinámica del presente, aislando los hechos y los lugares de la actualidad vivida por las poblaciones, reducidas entonces con frecuencia a objetos de consumo. Del mismo modo, el Turismo de naturaleza (o eco-turismo) privilegia demasiado a menudo la observación de la naturaleza en unos complejos turísticos que no respetan siempre el medio ambiente y coloca con demasiada frecuencia las poblaciones locales a su servicio.

El Turismo sostenible (expresión nacida a continuación de la Cumbre de Río en 1992) preconiza un turismo que contribuya a un desarrollo respetuoso con el equilibrio del medio ambiente y humano, para asegurar en el tiempo la "durabilidad" del medio y de sus recursos, en estrecha colaboración con las poblaciones locales y en interés de las generaciones por venir. Este término tiende a recuperarse con fines publicitarios.

El Turismo justo es un concepto más reciente que hace referencia al de "comercio justo", en la que se establece una relación entre el productor y el consumidor, de tal forma que los intermediarios quedan bajo la vigilancia de redes. Permite de este modo una remuneración equitativa del «productor» (el anfitrión del país de acogida) y reduce los gajes del comercio entre regiones consumidoras ricas y «productoras» pobres y dependientes. La adaptación de la noción de equidad al turismo resulta delicada a causa de la complejidad del mercado turístico, que no es reducible a una simple transacción entre productores y consumidores. El "producto turístico" (que en ocasiones tan solo es un paisaje gratuito o un ocio importado) es él mismo complejo.

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© 2001 Alianza para un mundo responsable, plural y solidario. Todos los derechos reservados. Ultima actualizacion, 31 de marzo de 2001.