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Participantes del IYP2000 delante del Teatro de la Opera de Sydney

Como Coordinador del IYP2000, fue un sueño hecho realidad ver a los 250 delegados de 150 países reunirse para discutir estrategias y elaborar planes de medidas para afrontar los grandes problemas con que se enfrentan los jóvenes a nivel local, nacional e internacional. ¡Qué congregación tan asombrosa de gente! ¡Qué voluntad colectiva de hacer del mundo un lugar sostenible, saludable y libre de conflictos! Pero también, ¡qué reto el de posibilitar que esto suceda!

El Taller de Jóvenes fue asombroso. No fue fácil coordinarlo todo: organizar más de 10 Grupos de Trabajo durante 10 días y equilibrar los diferentes puntos a tratar y las diferentes culturas. A pesar de la intensidad, creo que todos hicimos un buen trabajo a nivel individual y de equipo. Hemos aprendido mucho y nos enriquecimos mucho tanto personal como profesionalmente. Ha sido una magnífica experiencia conocer a miembros del Taller de Jóvenes de todas partes del mundo y ver lo que hacemos y cómo lo hacemos. Fue también extraordinario aprender del equipo de DPH y compartir sus experiencias. Pero lo mejor ha sido trabajar como equipo con un objetivo común para hacer posible que otros lleven a cabo cambios en sus comunidades cuando regresen a sus países.

Felicidades al Taller de Jóvenes y a DPH. Espero con impaciencia formar parte de los muchos proyectos que han surgido del IYP2000.

Brett Solomon
Coordinador del IYP2000
(y del Taller de Jóvenes en Australia/Pacífico)

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El Parlamento Internacional de la Juventud fue el fruto de una iniciativa de Brett Solomon, de Oxfam-Australia y coordinador del Taller de Jóvenes para Australia y el Pacífico. El objetivo era que los participantes buscasen soluciones jóvenes para los retos a los que se enfrentan a nivel mundial en 3 áreas: "romper el ciclo de la pobreza", "juventud en conflicto" y "activismo cultural". El Parlamento estaba especialmente enfocado a que los jóvenes adquiriesen nuevas habilidades, creasen redes de mutua colaboración y desarrollasen estrategias individuales y colectivas concretas para afrontar los problemas identificados.

En efecto, cada participante desarrolló un proyecto individual para implementarlo a su regreso a sus países. Además, los participantes trabajaron juntos para identificar los problemas que hay que afrontar, elaborar propuestas para abordarlos, y trazar proyectos colectivos concretos para propiciar un cambio social en estas materias. Los proyectos que se elaboraron son muy variados: desde cómo crear empleos "verdes" a cómo tratar de convencer a las compañías aéreas para que muestren vídeos de sensibilización cultural sobre los países de destino durante los vuelos, o campañas de apoyo a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños.

El Parlamento también supuso una magnífica ocasión para que los jóvenes se conociesen y descubriesen otras culturas: hubo una verdadera emulación durante las sesiones "comparte tu cultura" en los almuerzos y muchos momentos cálidos, divertidos y emotivos. El IYP2000 también ofreció muchas oportunidades para la creación de redes, y el desarrollo de nuevas amistades y relaciones de cooperación. Estas se mantienen ahora con la ayuda de listas de discusión en Internet que facilitan la continuación y el seguimiento del trabajo.

Desde el principio, el Taller de Jóvenes ha estado íntimamente involucrado en el IYP2000, gracias a los esfuerzos y las contribuciones de todo el equipo para identificar a los potenciales delegados, encontrar fondos, ayudar en la planificación y diseñar el programa y la metodología. Además, unos 15 miembros del Taller de Jóvenes asistieron al Parlamento y constituyen el grueso del equipo de animadores, y un pequeño equipo de "mariposas de dhp" recogió las experiencias de los delegados y las evoluciones del Parlamento.

Equipo del Taller de Jóvenes en Sydney

Para todos nosotros, el IYP2000 constituyó un momento extraordinario de nuestras vidas y para el trabajo en equipo. La diversidad y complementariedad de nuestras habilidades, experiencias, campos de especialización, sensibilidades, nuestro hábito de trabajar en equipo, nuestra práctica y cómo enfocamos el "conectar a las personas" y nuestras habilidades interculturales, constituyeron elementos decisivos en el buen funcionamiento, tanto de la organización, como del trabajo de los delegados. Por otra parte, como la Alianza y el Taller de Jóvenes tienen un enfoque no institucionalizado, resultó complejo definir nuestro papel y reconocernos no como meros padrinos, sino como parte de la propia coordinación.

En conclusión, esta oportunidad de conocer a gente maravillosa y de apoyar el papel de la juventud en la promoción del cambio social, junto con nuestra valiosa y fructífera experiencia como animadores del evento, ha fortalecido, al margen de las dificultades, nuestra voluntad de organizar encuentros similares en el futuro.

Asimismo, estamos aún más convencidos de la importancia de la orientación hacia la creación de redes que ha desarrollado el Taller de Jóvenes durante los últimos años, como camino y herramienta innovadora para el cambio social. En este sentido deseamos relacionarnos cada vez más con miembros de otros talleres de la Alianza, para intercambiar conocimientos, visiones y también para transmitirles lo que hemos aprendido de las personas extraordinarias a las que tuvimos la oportunidad de conocer e involucrar en nuestra red.

Dudu Rombauer (Brazil) & Véronique Rioufol (Francia)
Con la colaboración de Rajendra Mulmi (Nepal)

* Si desea más información, puede consultar: www.caa.org.au/parliament.

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Ignatius Tumwine Mugabo, de Rwanda, es abogado y también ha estudiado conflictos armados, pacificación y temas de derechos humanos en la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio. Ha intervenido asimismo como investigador en muchas organizaciones de derechos humanos en Dinamarca, Holanda y Méjico. En la actualidad, Ignatius trabaja para la Cooperación Juvenil Internacional (IYOCO), que proporciona una plataforma internacional para que los jóvenes debatan a través de Internet, cuestiones que les conciernen a ellos mismos y a sus comunidades. Tiene centrada su atención en el papel que juega la juventud en los actuales conflictos de la región de los Grandes Lagos de África Central. Está intentando comunicarse a través de la Red con los jóvenes de esta región para tratar de los derechos humanos y de la alternativas a la violencia. Considera importante que comprendan los efectos de la violencia y se den cuenta de que existen otros caminos. La implicación de los jóvenes en el conflicto de Ruanda fue lo que más impresionó a Ignatius y le despertó el deseo de cambiar sus actitudes. "Los jóvenes ejecutaron el Genocidio en Ruanda", dice, "pero por supuesto estaban manipulados por los que detentaban el poder. La juventud se ve manipulada desde una temprana edad por los políticos y dirigentes de la comunidad. Son producto del lugar en el que nacen, lo único que conocen es la violencia, no existen otras vías". La experiencia ha tenido un efecto duradero y ha convencido a Ignatius de emprender la carrera de los derechos humanos, educación para la paz y activismo social. "La mayoría de ellos (los jóvenes) han resultado muertos y muchos otros se encuentran ahora en la calle sin trabajo", dice. "Estamos tratando de decirles que todo el país perdió la guerra".

Ignatius dice que el Parlamento Internacional de la Juventud 2000 ha constituido una experiencia única y espera elaborar soluciones concretas para presentar a su gobierno. "No he asistido a ninguna otra conferencia en la que haya existido un intercambio de experiencias reales entre gente de los más diversos orígenes, del primer y tercer mundo. Mi mensaje es que debemos ir más allá de las palabras y crear proyectos concretos para influir en los gobiernos de nuestros países, pero, lo que es más importante, los jóvenes del mundo debemos dejar claro que la guerra es la forma más primitiva de resolver los conflictos".

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Tamara Postma es una joven valiente y apasionada con parálisis cerebral. Ha sufrido como consecuencia de las malas interpretaciones de otras personas y piensa que son debidos a una falta fundamental de educación. "En Sudáfrica no están acostum-brados a las minusvalías", dice. "En un artículo de periódico la semana pasada se me llamaba estúpida y fea. La gente es muy ignorante, no saben lo que son las minusvalías, piensan que son una enfermedad". Es debido a esta falta de educación por lo que muchas madres abortan a niños minusválidos. Un tema éste que toca muy de cerca el corazón de Tamara. Su propia madre dijo que si hubiera sabido entonces que su hija iba a ser minusválida, también ella habría abortado. Tamara dice que esto no significa que ahora su madre la quiera menos, sólo que en aquel momento, como tantas otras madres, no entendía las minusvalías y las veía como una forma de enfermedad. "Si no posees educación, no sabes cómo va a ser tu bebé. Me gustaría cambiar la legislación, hacer que los padres tengan acceso a la educación y reciban información sobre lo que significa una minusvalía antes de tomar decisiones. Deberían conocer a alguien que tenga esa minusvalía. El mejor modo de educar a la gente es hablarles uno mismo y decirles cómo quieres que te traten. Tengo voz y cerebro para expresar lo que pienso y tratar el problema. Creo que es mi obligación".

La tecnología ha abierto muchas puertas a Tamara y le ha permitido superar muchas dificultades. Tamara sobresale en el ámbito académico y su camino hacia el éxito comenzó con una máquina de escribir. Fue la puerta que la condujo a una vida normal. Puesto que su letra era indescifrable y escribía muy despacio, en su colegio, un centro especial para discapacitados, se le enseñó a escribir a máquina y en el último curso aprendió a utilizar el correo electrónico. Su mayor deseo era tener un ordenador portátil y escribió a varias empresas contándoles su historia y diciéndoles lo mucho que le ayudaría tener uno. Compact le contestó y le envió el mejor portátil de la gama. Ya podía sentarse en el salón con su familia y jugar o trabajar con el ordenador. Había dejado de estar aislada. "El ordenador es mis manos y mis pies para comunicar con el mundo exterior. Sin él yo no podría ir al colegio y le debo mi educación. Me gustaría que todos los niños minusválidos pudieran tener la oportunidad de acceder al mundo de los ordenadores y los multimedia", dice Tamara.

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Robert Blackley es, a sus 25 años, el alcalde más joven de Australia. Como líder indígena de la comunidad aborigen más grande de Australia, una de sus principales preocupaciones es la de conferir poder de actuación a la comunidad aborigen. Quiere que los aborígenes puedan decidir sobre sus propias vidas y concebir soluciones para sus propios problemas. Está convencido de que es poco lo que se puede hacer mientras los gobiernos esperen que los aborígenes se acomoden a lo que determinan los blancos. "Las leyes que nos gobiernan las establecen los no aborígenes, pero esa no es la vida que queremos para nosotros", dice. "Nosotros sabemos cuáles son las soluciones a los problemas porque somos nosotros los que vivimos esos problemas". Robert afirma que su poder para llevar a cabo el cambio se ve limitado por una burocracia cargada de racismo. Como resultado, comenta con realismo, tardará entre diez y veinte años alcanzar el cambio que desea. No obstante, opina que para provocar un cambio social positivo se debe hablar la lengua de los que ostenta el poder. Mientras no tiene reparo en hacer esto, dice que nunca olvida su verdadera identidad indígena. "Como aborigen, tengo que conocer cómo describen su realidad los occidentales, pero jamás olvido quién soy".

En su comunidad de Palm Island, el problema más grave es la preocupante tasa de desempleo, que alcanza el 88 por ciento. Robert afirma que esto ocasiona otros problemas sociales, como la precaria salud y un alto índice de delincuencia, pero que el desarrollo económico tendría un efecto positivo en el comportamiento de la comunidad y en el entorno social. Acudió a IYP2000 para debatir con otros delegados sobre el potencial y su posible impacto sobre la pobreza indígena de un proyecto de la Organización Mundial de Salud de las Naciones Unidas y sus posibilidades. Se trataba también de una oportunidad de contactar y compartir ideas con todo un abanico de jóvenes interesantes y activos. "Como jóvenes que somos, estamos más cerca de los problemas", dice Robert. "Es hora de que el mundo escuche la voz de la juventud".

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"Tengo una pasión, la de llegar al mundo de Utopía. Se puede hacer, nada es imposible. Poder es querer. Quizá nos encontremos con muchos obstáculos, pero sin duda podremos conseguir esto juntos. Puede que yo no llegue a verlo, pero sí mis hijos o mis nietos". Estas son las palabras de Dhruv Malhotra, un niño hindú de 15 años que se afana apasionadamente por hacer realidad este sueño y es un ardiente partidario de la acción de base. Dhruv tiene una gran fe en la capacidad individual para provocar cambios sociales y ya ha conseguido motivar a una comunidad entera de centros escolares para comprometerse en un programa de reciclaje jamás conocido antes en la India. Es Vice Director de un club escolar en defensa de la naturaleza que cuenta con 160 miembros y enseña a miles de niños a reciclar papel, plástico, agua, y a plantar árboles.

El activismo medioambiental no es tarea fácil en un país en el que tanta gente tiene que luchar por tan solo conseguir vivir su día a día. La protección medioambiental no se encuentra entre las prioridades de un gran número de gente y pocos son conscientes de los problemas. Por ello, en el Parlamento Internacional de la Juventud 2000, Dhruv quiso concentrar sus energías en debatir cómo Romper el Ciclo de la Pobreza. Para él la educación es la clave para mejorar la calidad de vida. La India, dice, es un país golpeado por una extrema pobreza. Mucha gente se encuentra atrapada irremisiblemente en el círculo vicioso de la pobreza, exacerbado por la explosión demográfica. "El gran problema con que se enfrenta La India es el analfabetismo, que conduce a un círculo vicioso de otros problemas, y esto es en lo que yo me quiero concentrar en el Parlamento". Dhruv piensa que IYP2000 puede proporcionar una oportunidad para la creación de una red de jóvenes activistas solidarios que le ayuden con el trabajo que lleva a cabo en su país. Para él la importancia radica en el trabajo en equipo, sabiendo siempre que hay otras personas que te ayudan. "Si los jóvenes de todo el mundo aúnan sus esfuerzos para alcanzar el objetivo común de 'salvar al planeta', asistiríamos como resultado a un renacimiento global", afirma Dhruv.

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