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Número 7 Diciembre 2000

Sumario
bulletCorreo de los aliad@s
bulletVisita a Mallorca y Cataluña
bulletASAMBLEA 2000-2001
bulletEl Parlamento Mundial de la Juventud
bulletARTISTAS
bulletTURISMO SOSTENIBLE
 · Hacia un turismo sostenible
 · Carta
 · Por una ética del turismo
 · ¿De qué turismo...?
 · Irse de vacaciones
 · Transverses
 · Visto desde el Sur
 · El turismo como comercio
 · El turismo rural integrado
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Hacia un turismo sostenible
Un recibimiento en la aldea digno y provechoso*
Madieng Seck (Senegal)

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Trabajo, educación, agua, salud, dignidad y modernidad es lo que aporta el campamento de Palmarin a los aldeanos del litoral atlántico senegalés. Aunque no todo es de color de rosa, la vida parece que es mejor que en otros lugares del país (Syfia - Senegal).

Esta mañana de julio la playa aún se encuentra húmeda de la llovizna nocturna. Tan solo el viento marino, el ruido de las olas y de las casuarinas rompen el silencio de este campamento que hunde sus pies en el mar. Al despertar, Bruno, un turista francés, saborea este aislamiento. "Hay demasiada tranquilidad aquí", le dice a Mohamed Tine, un joven alto y larguirucho con peinado rasta, para quien esta afirmación es más bien positiva y tranquilizadora, puesto que Bruno ha venido para explorar posibilidades. "Está claro que en septiembre traerá a un grupo de turistas franceses" se dice confiadamente Mohamed.

«En Senegal ir a ver a 'Ahmed el rasta'»

Palmarín, a 150 km. al sur de Dakar, no se da a conocer en folletos encantadores ni gracias a publicidades promociónales de las agencias de viajes. Tan solo funciona el boca a oreja entre turistas, como lo comprueba el gerente a cada nueva llegada. "En Senegal ir a ver a 'Hamed el rasta" aconsejaron a Bruno unos turistas italianos. Además de los italianos, la clientela está formada mayoritariamente por franceses, holandeses y alemanes. También los japoneses y los americanos se dan una vuelta con la finalidad de visitar la isla de los pájaros, la lujuriosa rosaleda de Keur Sambaz Dia clasificada patrimonio mundial por la UNESCO o las Islas Saloum con sus bellos manglares.

Fue por iniciativa de gente del lugar, funcionarios ya jubilados, que este centro fue construido por los aldeanos hace ya veinte años con la ayuda de la cooperación francesa. De las diez cabañas iniciales se ha pasado a las treinta actuales, todas ellas decoradas con dibujos de pájaros o animales. La gestión se encuentra en manos de la población de la aldea que decide sobre las inversiones y la animación. "Cada barrio de la aldea tiene su representante en el comité de gestión", explica el presidente del campamento, Nicolas Balkoum, que también es uno de los fundadores.

En Palmarin la dinamización concierne a todos, hombres, mujeres y jóvenes, que se implican en las diversas actividades. Sirva de botón de muestra el grupo de ancianos que limpia cada jueves los alrededores del campamento. "Los aldeanos constituyen el otro personal. Hacen todo lo posible por satisfacer a los clientes", señala Mohamed. Satisfechos, ¡sí!, pero preservando la dignidad de las poblaciones, sin prostituir su cultura ni destruir el medio social y la economía local.

"Robert, un turista francés, ha sido elegido padrino este año, como reconocimiento de su apoyo a los jóvenes con los que se asoció para comprarles una piragua que les permite trabajar", explica Mohamed; añadiendo "Este asunto ha funcionado bien, hasta el punto de permitir la compra de una segunda piragua al precio de 300 000 francos CFA, hace tres años. Esto ha permitido que estos jóvenes, todos hijos de pescadores y que deseaban partir hacia Europa o América, finalmente se hayan quedado. Los que no salen a pescar han creado su propio grupo musical Africa Djembé. El agricultor de la aldea, con su gallinero o su huerto, así como el pescador, se benefician de la presencia de este centro de vacaciones que factura mensualmente un 1 000 000 de francos Cfa en la temporada alta, de diciembre a abril.

¡Las chicas de la aldea están autorizadas a trabajar!

Los efectos son visibles. Todo tipo de equipamientos colectivos han sido financiados gracias a los beneficios generados por el campamento: el depósito de agua, las vallas de los cementerios, la ampliación de la escuela y la construcción de un dispensario, hoy día casi finalizado. Las donaciones de medicamentos empiezan a llegar. Una ambulancia ha sido ofrecida por un turista suizo. Todo esto responde a las necesidades de la población, especialmente de las mujeres, que hasta entonces eran transportadas en carros cuando debían dar a luz.

En la actualidad, en el campamento de Palmarin, las chicas están autorizadas a trabajar en él, puesto que ya no es percibido como un lugar de "desmadre". Es considerado como un motor real de desarrollo y un lugar de intercambios, que ha hecho evolucionar las mentalidades de unos y otros, como ocurrió hace un par de años con la visita de un grupo de japonesas. "Fueron acogidas en las familias y comieron con la mano el cuscus de mijo extendido en una estera. Les gustó el zumo de bissap (acedera de Guinea). En el momento de su partida se organizó una velada folklórica en la que se vistieron a la africana. Más tarde nos enviaron las fotos y sus comentarios eran más bien positivos". Una buena publicidad para este original destino en el que la pensión completa cuesta 9000 francos CFA por persona y día.

Estamos lejos del turismo de masas que, desde hace veinte años, se desarrolla por doquier en Senegal. Este sector, que atrajo en 1999 a medio millón de turistas y 100 000 millones de dólares CFA., es fuertemente criticado por la prensa senegalesa que fustiga sus consecuencias negativas: prostitución , proxenetismo, etc.

Es en este contexto que Fimela y Marlodi, otras aldeas del municipio de Palmarin, intentan federarse para desarrollar, también ellos, el "turismo rural integrado". A pesar de los logros, no todo es de color de rosa en Palmarin. La tasa de ocupación del campamento, que logra el 80% entre diciembre y abril, es casi nula durante el verano. Algunos aldeanos critican la "gestión opaca". Palmarin debe hacer frente también a la competencia de los campamentos privados que pertenecen a hombres de negocios. "El estado debe vigilar el ritmo de las construcciones. Es preciso evitar que la razón del más fuerte sea la que predomine", plantea con filosofía Nicolas que, a pesar de todo, alberga mucha esperanza.

* Articulo publicado en el periódico Walfadjiri (Dakar), el 8 de agosto del 2000.

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El turismo rural integrado

Ni turismo de alto standing ni turismo de "sexo, sol y mar", el "turismo rural integrado" (TRU) es una iniciativa de desarrollo local que se fundamenta en la voluntad de las poblaciones de compartir con los turistas la vida de la aldea y de participar, juntos, en el desarrollo sostenible del territorio.

Iniciada en 1974 en Casamance por Christian Saglio, cooperante francés que recibió apoyo de la Agencia de Cooperación Cultural y Técnica (ACCT, que luego se transformó en la Agencia Intergubernamental de la Francofonía) esta forma de turismo permite a las poblaciones asumir por sí mismas su destino a partir de actividades lucrativas solidarias. Esta forma de turismo se dirige a la clientela asociativa sensible a los problemas de desarrollo comunitario del Sur.

M. Seck

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© 2001 Alianza para un mundo responsable, plural y solidario. Todos los derechos reservados. Ultima actualizacion, 31 de marzo de 2001.