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Número 7 Diciembre 2000

Sumario
bulletCorreo de los aliad@s
bulletVisita a Mallorca y Cataluña
bulletASAMBLEA 2000-2001
bulletEl Parlamento Mundial de la Juventud
bulletARTISTAS
bulletTURISMO SOSTENIBLE
 · Hacia un turismo sostenible
 · Carta
 · Por una ética del turismo
 · ¿De qué turismo...?
 · Irse de vacaciones
 · Transverses
 · Visto desde el Sur
 · El turismo como comercio
 · El turismo rural integrado
 · El mercado al asalto de la cultura
 · Tapices bastardos
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Hacia un turismo sostenible
¿Ir o no ir a Irán?
Ali Réza Gulzadeh* (Irán)

Esta pregunta hoy día podría formularse de la siguiente manera: "¿Cómo se puede ir a Irán?", o más shakespearianamente: "Ir o no ir a Irán, esta es la cuestión".

Today this question is "How can we go to Irán?" or with more Shakespearian hues, "To go or not to go to Irán, that is the question"!

De hecho, no es una cuestión que afecte a Irán, pero, evidentemente, la historia reciente ha hecho que mi país se haya encontrado al mismo tiempo en el banco de los acusados de la sociedad mundial y en el centro de las preocupaciones geopolíticas. Yo mismo huí de Irán en la época del Sha y no volví hasta algunos años más tarde para trabajar como ingeniero agrónomo. Por mi trabajo y mis contactos con NÚMEROSos europeos (viví mucho tiempo en Alemania), me interesa conocer la imagen de Irán entre los extranjeros y, como muchos iraníes de hoy día, estoy contento de ver llegar turistas a mi país, pero al mismo tiempo me extraña.

Más allá del interés por los lugares emblemáticos del patrimonio de la humanidad

Mi situación me ha permitido entrar en contacto con mucha gente, lo que me ha llevado a plantearme una serie de preguntas: ¿deben los turistas venir o no a Irán? ¿de qué espacio de libertad disponen? ¿cuál es el lugar de mi país en el imaginario de los turistas? ¿qué es lo que está realmente en juego a nivel político y económico, más allá del placer de conocer los lugares emblemáticos del Patrimonio de la Humanidad (Ispahân, Persépolis, etc).

Evidentemente las respuestas son muy distintas si son planteadas a europeos en Europa o a turistas en Irán. Los que han venido a Irán ya tienen una respuesta: casi nunca son decepcionados y vuelven a su país con una imagen distinta de aquella que tenían antes de venir, a pesar de que ya disponían de una apertura mental lo suficientemente grande para no sucumbir a las imágenes negativas del discurso dominante sobre Irán. También es cierto que des de hace algunos años los medios de comunicación europeos mantienen una postura mas flexible en relación a nuestro país que los medios americanos, por el hecho que la política europea (al menos en el plan económico) está más dispuesta a retomar el diálogo.

En Irán no todo el mundo está de acuerdo con la política de apertura al turismo, especialmente en los ámbitos religiosos más conservadores. Efectivamente, el turismo no es una actividad comercial neutra. El dinero tan solo puede entrar en el país solo a través de los turistas y algunos mollahs, muy minoritarios, temen que éstos puedan pervertir a la sociedad, la cultura, las normas islámicas. El chiismo iraní, tanto en sus formas populares como cultas, hace a menudo referencia a Satán y sobretodo a la oposición entre el Hombre de Luz y el mundo de las Tinieblas. Esto, en un contexto cultural en el que lo simbólico ocupa un lugar casi más importante que la realidad misma, hay que deplorar algunas amalgamas arriesgadas.

Los turistas no son un peligro para nuestra cultura

En su conjunto los iraníes están contentos de ver como vuelve a haber turistas que vienen a su país en los últimos diez años y de ver que cada año su número aumenta. También saben que el resto del mundo no los ha olvidado y tan a menudo como es posible intentan conversar con los extranjeros, aunque no sea cosa fácil a causa de la lengua. Saben también que los turistas no son un peligro para su cultura, la cual si que estaba en peligro durante la época del Sha., cuando era preciso sumergirse de nuevo en nuestras raíces anti-islámicas (las épocas de los grandes emperadores de los que el Sha soñaba con ser un digno sucesor) y propulsarse en la cultura occidental o más exactamente en los subproductos culturales que nos llegaban. El acceso a la verdadera cultura occidental estaba reservada tan solo a un pequeña elite intelectual. La cultura iraní estaba en peligro estaba en peligro al principio de la Revolución, cuando era preciso sumergirse tan solo en la historia del Irán musulmán en su especificidad chiita. Actualmente Irán y sobretodo los iraníes reivindican esta triple herencia y el desarrollo del turismo tan solo puede contribuir a revivificarlo en su conjunto.

Es evidente que está sobre la mesa la cuestión del respeto a los Derechos Humanos. Ahora bien ¿en que medida esta cuestión debe ser considerada como más importante en Irán que en otros países reconocidos como destinos turísticos?

Es evidente que está la cuestión de la democracia. Ahora bien, Irán acaba de demostrar al mundo que el pueblo podía votar y que la voces conjugadas de los jóvenes y las mujeres podían contribuir a la victoria de la oposición.

Es evidente que es preciso saber a quien beneficia más el turismo en Irán: ¿al pueblo, al estado o a una oligarquía política y económica? Hoy día en Irán hay agencias de viajes del estado o vinculadas a éste a través de fundaciones y agencias privadas. De la misma manera hay hoteles de empresas próximas al estado o privadas. Es posible elegir. Ciertamente que el turismo no aporta aún muchos beneficios a las clases más pobres y aun es demasiado marginal para que tenga un peso significativo en la economía nacional. Ahora bien, como mínimo no se utiliza para alimentar el presupuesto de un ejército, de una junta militar o de un grupo étnico contra los otros.

* ingeniero agrónomo, seudónimo

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© 2001 Alianza para un mundo responsable, plural y solidario. Todos los derechos reservados. Ultima actualizacion, 31 de marzo de 2001.