La alcaldesa de Lille, Martine Aubry, ex-ministra de Solidaridad del
gobierno francés del Primer ministro Lionel Jospin, tomó
la ofensiva en el discurso que pronunció con ocasión de
la jornada de clausura de la Asamblea mundial de ciudadanos.
Martine Aubry tomó la ofensiva para denunciar la fractura Norte-Sur,
fractura tanto más intolerable cuanto que la misma parece acentuarse
a medida que aumenta la riqueza global del planeta. Asimismo, pronunció
palabras muy duras con respecto a una diplomacia que no ha sido nunca
capaz de resolver los problemas del polvorín que constituye Oriente
medio o para censurar ciertas costumbres de la política americana,
a la vez que condenaba claramente los atentados del 11 de septiembre.
"No hay un modelo único de sociedad", recalcó.
Pero Martine Aubry presentó igualmente algunas propuestas, entre
las que figuraba la anulación de la deuda de los países
más pobres, condición de base para lograr un reequilibrio
internacional. Los nutridos aplausos que acompañaron esta intervención
pusieron de manifiesto hasta qué punto las naciones en vía
de desarrollo esperan que se llegue a una solución con respecto
a esta cuestión.
Por último, habría sido difícil para Martine Aubry
clausurar una asamblea de ciudadanos sin evocar la experiencia de Lille.
En su ciudad, explicó, intenta instalar una verdadera democracia
participativa, que dé cabida a toda la sociedad civil. "No
hay plaza, ni escuela ni calle de Lille que se vea modificada sin concertación
previa de los habitantes o de los usuarios", asegura. En Francia,
donde la democracia cuenta con una larga historia, la participación
de los habitantes constituye una nueva etapa encaminada a conseguir una
mayor transparencia, una democracia más amplia. Ante una sala en
la que se apiñaban principalmente los representantes de países
en los que se menosprecian los derechos humanos más elementales,
esta manifestación podía parecer un poco surrealista, o
cuando menos, fuera de contexto. Y, sin embargo, el lugar donde se detecta
una mayor evolución en cuanto a se refiere a la democracia participativa
es en un país en vía de desarrollo, en Porto Alegre (Brasil).
Los brasileños de Porto Alegre están incluso mucho más
avanzados que los habitantes de Lille en este terreno. Así, que
no hay que dar nada por sentado, y es, sin duda, por eso que la intervención
de la alcaldesa de Lille dio en el blanco a pesar de todo.
Asimismo, asistió a esta última jornada el ministro francés
de economía solidaria, Guy Hascoet, quien recordó su lucha
por una economía "plural". "El mercado no puede
solucionarlo todo, recordó, y debemos reconocer la primacía
de la iniciativa. El derecho y las reglas no deben obstaculizar la capacidad
de iniciativa de los ciudadanos."
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