La Asamblea en busca de un orden mundial que escape de la tiranía económica

Es preciso definir un nuevo orden mundial. Los debates sobre la antiglobalización ya no están al orden del día y aunque algunos sigan hablando en la Asamblea mundial de resistencia, los demás, los más numerosos, hablan de restaurar una globalización: humana, ética, educativa, pluralista, justa y equitativa… No acabaríamos nunca de enumerar los calificativos que se leían en los paneles de las salas del Grand Palais y del Nouveau Siècle de Lille y que describían cómo deber ser este nuevo mundo que está por conquistar.

Para alcanzar este orden mundial, es preciso restablecer lo que un participante ha llamado la " gobernabilidad " y aplicarla a todos los aspectos de la economía, con el fin de escapar de lo que varios participantes han llamado " la tiranía de la economía ", ese sistema " sin leyes ni reglas " que parece imponerse.
Al mundializarse, las finanzas y la economía han escapado de toda gobernanza. " Las instituciones internacionales, por lo menos, el FMI, el banco mundial y la OCDE, se han convertido en los siervos de este orden financiero ", declara un participante. En primer lugar, hay que entregar el poder de gestión y de decisión a quienes están legitimados para llevar a cabo estas funciones: los Estados, los ciudadanos y entre ellos, los poderes intermedios, más la sociedad civil. " Es preciso ejercer un control democrático sobre una economía global", dice un congresista . "Hay que llegar a admitir que el crecimiento del Producto nacional ya no es el único factor que sirve para medir el progreso, ni la única respuesta a las necesidades del hombre", dice otro.

La pregunta que se plantea es cómo alcanzar este nuevo orden. Quizás sería preciso recurrir a la ética. " La mayoría de los problemas que hemos evocado se resolverían, quizás, con el restablecimiento de la moral. ¿ La Alianza no puede actuar como instrumento de promoción de un nuevo humanismo?", preguntan en un taller. Asimismo, se necesitaría una Ley mundial y Tribunales internacionales que tuvieran el poder de castigar los delitos contra los Derechos humanos, tanto de los hombres como de las mujeres, la trata de seres humanos, así como las agresiones al medio ambiente.

" Hace falta ". Esta expresión se puede leer en varias de las pizarras utilizadas en los talleres. Hace falta una educación ciudadana que no se limite a proporcionar conocimientos sino que se encargue de enseñar en qué consiste la responsabilidad humana. Hacen falta poderes democráticos: locales, próximos a los habitantes, que respeten las tradiciones, que se apoyen en la sociedad civil, transparentes. Hacen falta culturas diferentes porque el orden nunca debe basarse en la dominación de una cultura por parte de otra. Hacen falta medios de comunicación libres, un comercio equitativo, etc. La Carta que debe adoptarse tras estos diez días de Asamblea recogerá toda esta serie de imperativos para poner de manifiesto la voluntad común de reforma de una sistema mundial desacreditado en nombre de la justicia humana.
Los debates se reanudarán este sábado. Esta vez, los congresistas se reunirán " entre ellos ", es decir, con personas de una misma región del mundo. El diálogo resultará sin duda más fácil, pero está por ver si los antagonismos serán más fáciles de resolver.