La llegada al mercado, en 1996, de las primeras plantas genéticamente modificadas ha lanzado, desde el nivel local hasta el nivel internacional, una violenta polémica entre los partidarios y los opositores a las OGM. Los primeros defienden que esta revolución biotecnológica permitirá salvar a la humanidad de la malnutrición y de algunas enfermedades, protegiendo al mismo tiempo el planeta de las degradaciones ambientales; mientras que según los opositores, las OGM exponen, al contrario, al planeta y a la humanidad a riesgos alimentarios incontrolados, la pérdida de la autonomía de los campesinos, la pérdida de la biodiversidad.