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Número 5 Abril 2000

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Oasis de la Alianza
El Camino de la dignidad
Guillermo Michel (Mexico)

"Si tenemos que escoger entre caminos,
siempre escogeremos el de la dignidad...
Si encontramos una paz digna,
seguiremos el camino de la paz digna..."

Subcomandante Marcos

El movimiento zapatista: ¿mito milenario?

Aún sin apagarse la euforia que desde tiempo inmemorial nos induce a celebrar el Año Nuevo, el amanecer del 1º de enero de 1994, trajo consigo la noticia de un levantamiento armado en el estado suroriental de Chiapas (México). Enterados primero por la televisión, y hasta el día siguiente por la prensa escrita, los mexicanos y gran parte de los ciudadanos conscientes del mundo, supimos que los pueblos indígenas se habían sublevado y habían ocupado por lo menos cuatro de las principales cabeceras municipales de este estado, fronterizo con Guatemala: Altamirano, Ocosingo, Las Margaritas y San Cristóbal de las Casas.

Firmada por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General (CCRI-CG) del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el dos de enero se publica la Primera Declaración de la Selva Lacandona, dirigida fundamentalmente al Pueblo de México (La Jornada, enero 2, 1994). Aquí se reconocen como "producto de 500 años de luchas", como herederos de quienes pelearon contra los conquistadores españoles en el siglo XVI, y después en 1810 -- en la llamada Guerra de Independencia -- hasta llegar a la Revolución de 1910, cuando surgieron como jefes militares Francisco Villa y Emiliano Zapata:

"Hombres pobres como nosotros, a los que nos han negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada...

"Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!"

A más de dos mil días de distancia, aún resuenan estas palabras como un llamado a la conciencia de los seres humanos más sensibles que todavía luchan por "Libertad, Igualdad y Fraternidad" -como en los aciagos días de la Revolución Francesa, traicionada por Napoleón Bonaparte el 18 Brumario de 1799. Hoy como ayer, en NÚMEROSos países del mundo, la denuncia de los zapatistas sigue vigente, pues como ellos afirman en la misma Declaración de la Selva Lacandona:

"los dictadores están aplicando una guerra genocida contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos tu aportación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz".

Calificado por muchos como "mito milenario", "delirio" o "provocación política" desde aquellos primeros días del 1994, el movimiento zapatista, sin embargo, se mantiene firme. Sigue resistiendo. No se rinde. Con toda su secular carga de humillación, hambre y miseria, continúa en una lucha -ahora pacífica- a fin de lograr respeto a su dignidad de seres humanos, una paz justa y digna: "Si ahora morimos -- afirman los zapatistas -- ya no será con vergüenza, sino con dignidad, como nuestros antepasados".

Ni "mito milenario", ni "delirio", ni "locura". Un sueño, eso sí, un sueño utópico. Esto es, desde mi punto de vista, el movimiento zapatista que se dio a conocer aquel 1º de enero de 1994, pero que hunde sus raíces en la cultura milenaria de los pueblos mayas, cuyos vestigios todavía pueden apreciarse en Uxmal, Chichén Itzá o Palenque y a cuyos mitos ancestrales podemos acercarnos mediante la lectura del Popol Vuh, que aparece como trasfondo en muchos de los escritos del subcomandante insurgente Marcos.

Una vez concluido el enfrentamiento armado, en los primeros días de enero, el EZLN aceptó dialogar con el gobierno, para llegar a un acuerdo o punto de partida de una "paz con justicia y dignidad". Del 20 de febrero al 1º de marzo de 1994 tienen lugar las "Conversaciones de Catedral", celebradas en San Cristóbal de las Casas. De éstas surge una propuesta del gobierno federal al EZLN. Sin embargo, después de largos meses de consulta con niños, ancianos, hombres y mujeres de las comunidades indígenas, el 10 de junio del mismo año manifiestan que el 97.88% de los consultados rechaza la propuesta de los Acuerdos de Paz presentada por el "supremo gobierno". Este mismo día, no obstante, convocan los zapatistas a un "diálogo nacional de paz con democracia, libertad y justicia", diálogo que luego será conocido como "Convención Nacional Democrática" y que se celebró en el primer Aguascalientes construido por los zapatistas en Guadalupe Tepeyac, durante el mes de agosto. Desde aquel entonces, hasta nuestros días, el diálogo con la sociedad civil ha sido ininterrumpido.

La utopía zapatista

Sólo por citar uno de los casos más recientes, en el mes de julio de este año se celebró el Primer Encuentro "Magisterio Democrático y Sueño Zapatista", en el Aguascalientes de La Realidad. En las palabras inaugurales del Encuentro el subcomandante Marcos vuelve a inspirarse en las páginas del Popol Vuh y cuenta cómo los dioses primeros, "los del inicio... llamaron a la madre ceiba para que sobre su cabeza se estuviera el mundo... Desde entonces el mundo está donde está. La ceiba lo mantiene lejos de la noche de muerte peor, la más terrible, la del olvido..." (La Jornada, agosto 3, 1999).

Al dirigirse a los maestros ahí reunidos, les da la bienvenida a La Realidad, "la que duele y sueña, la que paciente espera algo bueno, más justo, más libre, más democrático... A La Realidad mexicana que sueña no el mejor de los mundos posibles, pero que sueña y merece un mañana. Este es nuestro sueño, el que, paradoja zapatista, nos quita el sueño. El único sueño que se sueña velando...".

Cercado el EZLN por el Ejército, perseguidas y hostilizadas las "bases de apoyo" zapatistas por miles de "paramilitares" (verdaderos "escuadrones de la muerte"), la lucha continúa. Como en los primeros días se mantiene viva la exigencia de democracia, libertad, justicia y paz... Y, como en aquel entonces, todavía hoy nos llaman a todos a realizar "un trabajo, una misión, una tarea, algo por hacer, un camino que andar, un árbol que sembrar y crecer, un sueño por velar" (Ibidem).

Tal vez por esto mismo, el sueño zapatista nos pertenece a todos los humanos, pues si el Poder lucha contra la humanidad, "por la humanidad luchan y sueñan los desposeídos", los excluidos, los sin-tierra, los sin-rostro, los sin-nombre..., los que sólo somos "un número inútil en las cuentas del gran capital", según dijera la mayor Ana María, en el Primer Encuentro por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, celebrado en julio-agosto de 1996 en varios lugares de la Selva Lacandona.

En los NÚMEROSos documentos y comunicados dados a conocer por los zapatistas, poco a poco se ha ido perfilando una nueva ética política, una ética basada en la dignidad inherente a todo ser humano, una ética cuyos ejes fundamentales son la libertad, la justicia y la democracia, valores permanentemente violados por los poderosos, cuya violencia hipócrita, soterrada, está haciendo crecer la miseria extrema en todo el mundo.

(4 de Agosto de 1999)

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© 2001 Alianza para un mundo responsable, plural y solidario. Todos los derechos reservados. Ultima actualizacion, 23 de abril de 2001.