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Cancún: bloqueo del proyecto liberal, nueva oportunidad para avanzar alternativas

En la pasada década los campesinos de los países del sur se han empobrecido enormemente a causa de la liberalización. Los países ricos subvencionan sus productos agrícolas que invaden los mercados del sur a bajo precio. El resultado de este dumping agrícola es que millones de de campesinos no pueden vender lo que producen, condenándoselos a la miseria y a la emigración.

En Cancún, entre los días 10 y 14 de este mes, la OMC se ha citado para dar un paso más adelante en la consagración del proyecto liberal. El bloqueo o falta de acuerdo al final del encuentro, revela cómo los países del Sur se presentan cada vez más, y necesariamente, como actores de pleno derecho de la escena internacional. Sin embargo, el consenso sobre las alternativas está lejos de conseguirse y una participación de todos los actores implicados será un proceso largo y difícil.

Todavía las personas y pueblos actuamos a la defensiva, mientras son los Estados ricos con el apoyo de las multinacionales de cada sector, los que proponen sus planes. Se actúa a la defensiva por ejemplo ante el AGCS (Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios), el plan para privatizar a escala mundial sectores de servicios tan importantes como la salud y la educación, que caerían en manos de las multinacionales y otros agentes privados.

Algunos de los países llamados menos avanzados proponen una liberalización sin dumping, es decir que los productos agrícolas del Norte no sean subvencionados, así la posibilidad de que sus propios productos puedan entrar en los países del Norte sin trabas. Sin embargo esta solución responde a la misma lógica única de competencia de mercado, e ignora la perspectiva ciudadana y democrática de los derechos humanos, de la protección del medio ambiente así como de la responsabilidad y los deberes de los inversores respecto a estos problemas.

Cientos de miles de campesinos mexicanos, latinoamericanos, y activistas venidos de todo el mundo se dieron cita también para pedir la suspensión de la agenda del AGCS y una moratoria de la OMC. Mientras han tenido lugar otras iniciativas reivindicativas, como por ejemplo las redes de ciudades que han declarado su municipio como “zona no-AGCS”.

Las alternativas pasan pues por repensar el desarrollo a partir de esta lógica de derechos de las personas y el equilibrio ambiental, y no de la acumulación productiva en el mercado. Deben redefinirse mundialmente las reglas del comercio para asegurar un desarrollo en el marco de una sociedad y una economía equitables. Debe garantizarse la soberanía alimentaria de los pueblos, y la seguridad alimentaria y nutricional de las personas, es decir el derecho a poder vivir del fruto del trabajo de cada cual. También se debe desarrollar una agricultura sustentable con el medio, y enfocada a una diversidad biológica que garantice a la vez la dieta de la comunidad y ayude a proteger los ecosistemas.

Los Estados junto a la sociedad civil, deben responsabilizarse a la vez de programas de urgencia para la seguridad alimentaria y de políticas de transformación estructural y desarrollo integral sobre la educación, la salud, la concienciación y organización ciudadanas. El sector privado y las ONG deben seguir códigos deontológicos respecto a las condiciones y derechos del trabajo. Una agenda internacional debe establecerse en el marco de una instancia representativa y democrática en lugar de la OMC.

Ante la ofensiva liberal de la comercialización de los servicios, hay que abrir un debate sobre la delimitación y no mercantilización de bienes de interés público y social a escala mundial. Los servicios no pueden abandonarse ciegamente al mercado, sino que deben establecerse lógicas que en cada lugar garanticen el acceso de las personas a los bienes necesarios que hoy en día faltan en demasiadas regiones.

El movimiento social mundial debe debatir permanentemente, consensuar y popularizar las alternativas al liberalismo como derechos ciudadanos, así como dar a conocer las experiencias alternativas que vayan desarrollándose. Mientras los gobiernos del Norte y del Sur discuten o interrumpen sus discusiones sobre su mayor o menor lugar en el mercado, cada día miles de personas siguen muriendo de hambre o condenados a la miseria porque sus derechos y necesidades no son respetados o tenidos en cuenta. Todo eso puede ir cambiando con una participación masiva ciudadana en el Norte y el Sur por un respeto a la vida y la dignidad y por la demanda de un marco legal, local e internacional, acorde con esos derechos y necesidades.

Numerosos Cuadernos de propuestas han analizado estas cuestiones y han elaborado justamente propuestas alternativas. Pueden consultarse los cuadernos:

Gobernanza Mundial
Organización Mundial del Comercio
OMC y agricultura
Comercio mundial
Comercio justo


LOS AUTORES

Germà Pelayo
Consultor e investigador independiente sobre (...)
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