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Alianza 21: para hacer posible otro mundo
Valoraciones, Visiones, Propuestas y Proyectos
Alianza por mundo responsable, plural y solidario
Abril 2003

Las 3 primeras partes :

- Evaluación y Visión de Futuro
- Propuestas y Proyectos
- Informe del proceso participativo sobre evaluación y futuro de la Alianza


- Segunda etapa de la Alianza :

 

Segunda etapa de la Alianza

Por Pierre Calame pic@fph.fr

Primera aportación a una reflexión colectiva

19 de febrero de 2003

A/ La primera etapa de la Alianza: un intento de fijar perspectivas


2. Los intentos de estructuración (1998-1999)

A lo largo de la segunda etapa, la Alianza se va configurando a través de dos tipos de iniciativas: las destinadas a concretar y desarrollar los instrumentos de comunicación y las que contribuirán a la organización colectiva y al establecimiento de la gobernanza de la Alianza.

La puesta a punto de instrumentos comunes de comunicación, medida que posibilita el diálogo entre los aliados y aporta visibilidad a la Alianza, se tiene en cuenta desde el principio y da lugar a la creación de un primer boletín de enlace. No obstante, debido a la gran cantidad de material que se baraja, así como a la diversidad de los dispositivos que se emplean, a partir de 1998 es necesario pasar a otro nivel. Así, la Alianza se beneficia de las ventajas que ofrece Internet, instrumento que se convierte rápidamente en un medio de comunicación imprescindible habida cuenta del marcado carácter internacional del mismo, factor que propicia la aparición de todo un abanico de posibilidades y supone un nuevo impulso para el proceso de estructuración de una "sociedad civil mundial"; de ahí que la FPH financie la creación y el mantenimiento de la revista Caravana, en tres idiomas. Contribuye, asimismo, a la creación y a la organización del sitio web de la Alianza y empieza a financiar el desarrollo de instrumentos de comunicación a distancia que actúan como complemento de Internet: un directorio de aliados, bases de datos documentales y los foros que empiezan a celebrarse por la red.

Esta puesta a punto de los medios de comunicación es de vital importancia para la continuidad de la Alianza aunque también hay que señalar que el coste de funcionamiento de los mismos va en aumento.

La organización colectiva de la Alianza corre en esa época a cargo de un número relativamente pequeño de aliados, probablemente menos de 200, y en ciertos casos, no superando la treintena. Sin embargo, se trata de los aliados más comprometidos, de los más activos, y por eso plantean la cuestión relacionada con la orientación colectiva de la Alianza de manera más explícita que los demás. De hecho, esta cuestión resulta ser muy peliaguda, por no decir conflictiva, debido a una serie de motivos vinculados a la originalidad por la que se caracteriza de la Alianza:

  • La transformación de la Alianza en una institución, con órganos de dirección y normas, corre el riesgo de alterar la naturaleza intrínseca de la Alianza, de que se aísle, de que merme el pluralismo que la caracteriza y de que, al actuar así, pierda relevancia y deje de ser útil.
  • La formalización de las funciones que deben desempeñarse pone de manifiesto que la institucionalización de cada una de ellas supone una empresa difícil y exige tiempo y dinero.
  • Hasta ahora, la fuerza de la Alianza ha residido en su acción continua, la cual ha sido posible gracias a la existencia de un método y un calendario, aportaciones de la FPH; los aliados se han incorporado a la Alianza al estar de acuerdo con este planteamiento. La continuidad que caracteriza a la Alianza corre el riesgo de verse alterada por los órganos de dirección de la institución que podría ver la luz.
  • En caso de que se procediera a la institucionalización de la Alianza, la FPH continuaría haciéndose cargo del "poder y del dinero", por lo menos durante cierto tiempo. De hecho, a petición de los primeros aliados, en 1996 la FPH expresó de manera explícita el papel que estaba dispuesta a desempeñar en la Alianza. Se comprometía a apoyar a la Alianza hasta la celebración de la Asamblea mundial (incluido el término de la misma), prevista para 1999-2000; financiaría con prioridad "lo más difícil", o sea, el desarrollo de nuevos grupos socio-profesionales que abarcaran ámbitos muy diferentes de los que constituyen la mayoría en el seno de la Alianza; apoyaría la organización de la Asamblea mundial. ¿Qué sucedería si las prioridades de la FPH y las de los nuevos órganos jurídicos divergieran?

No conseguimos superar esas contradicciones. Los largos debates de 1998 desalentaron a algunos aliados, decepcionados al ver que en la Alianza surgían las mismas tensiones que caracterizaban al mundo asociativo y sindical, tensiones que habían creído poder evitar. Por ello, los debates desembocan en una solución satisfactoria sólo en parte: la Alianza no se someterá a ningún proceso de institucionalización y, por lo tanto, la misma no contará con ningún miembro formal ni órganos de dirección; sin embargo, los aliados elegirán mediante votación, a partir de una lista de candidatos a los que desconocen por lo general, a un equipo internacional de facilitación (EIF), compuesto, además, en parte, por empleados de la FPH.

Cuando este equipo empezó a promover unas prioridades que no coincidían con las de la FPH se llegó a un estancamiento. La visibilidad de las perspectivas perdió nitidez y la sospecha se hizo tangible. Estas tensiones y contradicciones no impidieron que el trabajo de la Alianza siguiera adelante, que se continuaran elaborando propuestas, ni que se fueran perfilando los diferentes métodos.

Durante ese período el contexto internacional experimentó un cambio. Si bien es cierto que al principio la Alianza se encontraba sola al frente de su proyecto de estructuración gradual de una sociedad civil mundial, al cabo de cierto tiempo, se unieron a ella e incluso la superaron muy rápidamente -por lo menos en número y visibilidad- movimientos asociativos de corte más clásico, como ATTAC, cuyo éxito acaparador dejó patente las ansias de oponer una resistencia colectiva a una "globalización neoliberal" que iba ganando terreno sin ningún obstáculo.

Muchos otros movimientos ya existentes experimentan la necesidad de recurrir a nuevas formas de coordinación con el fin de dotar a esta resistencia de mayor eficacia. El éxito de la campaña ciudadana contra la negociación relativamente secreta del AMI (Acuerdo Multilateral de Inversión), el éxito de las iniciativas internacionales de boicot, el impacto considerable que registran las manifestaciones de Seattle contra la OMC en los medios de comunicación demuestran, por otro lado, que el desarrollo de Internet supone un cambio del orden político y social, permite que se lleven a cabo a nivel mundial iniciativas surgidas de la coordinación efímera de movimientos sociales y ONGs. La convocatoria y el éxito del primer Foro Social Mundial de Porto Alegre en enero de 2003 canaliza todas estas esperanzas.

Estas nuevas estructuras y formas de acción llevan a redefinir el lugar que ocupa la Alianza dentro del conjunto formado por las diferentes dinámicas de construcción de una sociedad civil mundial. Por un lado, éstas ejercen una atracción considerable sobre muchos de los aliados debido a la visibilidad y a la militancia que las caracteriza. Por otro lado, permiten aclarar qué lugar ocupa la Alianza, que hasta ese momento se encuentra dividida entre las aspiraciones dispares de los aliados. La Alianza, que representa un proceso de elaboración de propuestas, actúa como complemento de estas otras dinámicas y no como competidora.

Con la afirmación de esta especificidad se hace hincapié en las características específicas de la Alianza: duración, insistencia en los métodos, la voluntad de elaborar propuestas coherentes, la búsqueda de diálogo, la voluntad de reflejar la diversidad del mundo entero.

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