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En 1988, un grupo internacional de reflexión, el Grupo de Vézelay lanza un llamamiento para que se formen los Estados Generales del Planeta con objeto de preparar los cambios ineluctables que acontecerán en el siglo XXl. A raíz de este llamamiento, en 1994 nace la Alianza por un mundo responsable y solidario, cuya ambición inicial se traduce de manera concreta en la Asamblea Mundial de Ciudadanos tras siete años de trabajo. Dicha Asamblea interviene en el surgimiento de los movimientos sociales que afirman que el mundo no es una mercancía y que es preciso construir la mundialización de la ciudadanía [FR]. Al crear un espacio mundial para el diálogo y la reflexión, la asamblea responde a una urgencia que resulta patente tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001.
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