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¿Qué hay de nuevo?
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Propuestas para construir una nueva arquitectura de gobernanza mundial

de Equipe du FnGM / FnWG team -

A pesar de unos cuantos esfuerzos para construirla, la nueva gobernanza mundial ha permanecido más bien embrionaria. Mas en el espacio abierto de la gobernanza mundial, se puede avanzar a grandes pasos, incluso con medios limitados, precisamente porque hay espacio.

Adelantar propuestas es un ejercicio arriesgado, pero indispensable. Los Cuadernos de Propuestas que se han sumado hasta ahora al Foro por una nueva Gobernanza Mundial están para demostrar que se atreve a pensar el futuro para cambiarlo.

Como ejemplo, y para suscitar debate y reflexión, presentamos aquí unas pistas que han aparecido tras una primera lectura transversal de los Cuadernos ya disponibles y de las muchas propuestas que contienen. Tendremos que identificar progresivamente las propuestas que puedan resultar en avances reales a medio y largo plazo. Habrá que basar su selección en su potencial para movilizar tanto la voluntad como el poder de las redes capaces de apoyarlas.

1. Una reconfiguración transnacional de los territorios
2. Un ejército mundial
3. El IGM: un esbozo de Índice de Gobernanza Mundial
4. Foros multilaterales articulados con las ramas de actividad: la clave de bóveda de una gobernanza mundial eficaz
5. Superar el resentimiento: un desafío histórico para construir una gobernanza nueva, responsable, plural y solidaria

1. Una reconfiguración transnacional de los territorios

Uno de los rasgos esenciales que marca ya la nueva arquitectura de gobernanza mundial es la reconfiguración territorial. El problema es que pone las fronteras en tela de juicio. Así pues, no se debe exigir que se supriman las fronteras -para lo cual el mundo todavía no está listo- pero ya se ve claramente circulación humana, económica, comercial y tecnológica, religiosa, etc. que se pasa de las fronteras. Esto lo recalca el Cuaderno de Propuestas sobre los migrantes (en redacción). Está ocurriendo en el Amazonas, así como en Europa, en Asia, en Norte América, en la región Sahel-Sahara, etc. Es difícil calificar con precisión estos procesos porque son variados, pero lo que ya se sabe bien es que los nuevos territorios son más flexibles y se adaptan mejor a la configuración material e histórica de la biosfera. Lo está absolutamente claro en el Amazonas. Es totalmente evidente en lo que se refiere la circulación del agua, como lo dice claramente Larbi Bouguerra en su cuaderno sobre el tema (en redacción). Basta pensar, por ejemplo, en las nuevas matrices de energía renovable, en donde lo esencial es la articulación de varias fuentes de energía: los alemanes ya han diseñado un sistema integrado de centros de suministro de energía eólica, fotovoltaica, solar térmica, mareomotriz, de la biomasa, etc., donde lo que podríamos llamar el “territorio energético” desborda ampliamente las fronteras, cubriendo por ejemplo el desierto de Sahara, todas las costas del Canal de la Mancha, las llanuras alemanas, etc. La clave será encontrar otros mecanismos que no dependan exclusivamente de los estados, pero tampoco ignorándolos, para construir estos nuevos territorios.

2. Un ejército mundial

Esta propuesta se puede tomar del Cuaderno de Propuestas escrito por Jean-René Bachelet, "El control de la violencia guerrera en un mundo globalizado", que ofrece propuestas muy específicas y pertinentes, entre las cuales una particularmente poderosa: la de un ejército mundial capaz de prevenir las nuevas guerras que se están preparando, sobre todo en el Medio Oriente y en Asia alrededor de Pakistán y Afganistán. El principio básico es sencillo: “la comunidad mundial” necesita este ejército para evitar las guerras y, uno nunca sabe, su propia autodestrucción (por ejemplo si estalla una guerra nuclear... lo que no es pura especulación en lo que se refiere a Israel e Irán, como claramente destacado por el Cuaderno en redacción de François Géré sobre la gobernanza mundial de la energía nuclear). El problema parece igual de sencillo: no se ha construido una comunidad mundial (¿hasta ahora?). La ONU no la representa. ¿Cómo le hacemos? ¿Bajo cuál autoridad se pondría a un ejército mundial? Obviamente, ponerla bajo el mando del Consejo de Seguridad sería “inapropiado”, por no decir más. La cuestión de construir una comunidad mundial está entonces ligada con la de la reconfiguración de los territorios del punto anterior. Debemos poder desarrollar una nueva articulación de los territorios que no sea demasiado rígida ni dependa exclusivamente de los estados. Un ejército mundial no debe, sin embargo, estar dispersado entre los territorios. Aquí es donde aparece claramente “la distancia” que nos separa de una arquitectura sustentable de gobernanza mundial. En cualquier caso, proponer un ejército mundial basado en el voluntariado, independiente de los estados y bajo ley internacional (qué sin lugar a dudas ya existe) nos hace pasar nuestra reflexión a un nivel superior porque tenemos que diseñar el “armazón” que sostendría y protegería la nueva arquitectura de la gobernanza mundial de un mundo más seguro y más pacífico.

3. El IGM: un esbozo de Índice de Gobernanza Mundial

El concepto de indicador o índice es muy polémico. No se puede negar que a menudo se explotan los indicadores, incluso aquéllos desarrollados por las agencias más reputadas como el Banco Mundial, para fines cuestionables. Aún sin hablar de cómo se usan los indicadores, su diseño y desarrollo también se deben considerar con mucha cautela, habida cuenta de la falta de fiabilidad de los datos en que se apoyan y las motivaciones a veces dudosas de las instituciones que los desarrollan. Pero a pesar de las muchas fallas inherentes a las baterías de indicadores en todas las categorías, se pueden usar indicadores con buen criterio. Deben ser honestas las intenciones y modestas las expectativas. Por otra parte, sabiendo que muchos actores tienen la voluntad de desarrollar indicadores o tienen interés en hacerlo, parece preferible apoyar el desarrollo de indicadores serios en lugar de encargar a instituciones más o menos cuestionables el desarrollo de indicadores poco fiables. Por esto mismo decidimos emprender un primer esbozo de índice de gobernanza mundial, cuyo primer objetivo era ver si tales indicadores podían tener alguna utilidad. Un primer modelo lo desarrolló en 2008-09 el lugarteniente coronel Renaud François. Es, según la expresión en inglés, un work in progress y le falta mucho más trabajo y reflexión, en particular para desarrollar indicadores transnacionales que sobrepasen los datos nacionales, prácticamente los únicos datos disponibles actualmente. No obstante, es el primer indicador que jamás se ha desarrollado hasta la fecha para la gobernanza mundial. Con tiempo, el Índice de Gobernanza Mundial (IGM) puede volverse una norma imprescindible en este campo.

4. Foros multilaterales articulados con las ramas de actividad: la clave de bóveda de una gobernanza mundial eficaz

Esta idea viene del Cuaderno de Propuestas sobre el comercio bananero (en redacción). También se encuentra en el Cuaderno sobre las Amazonas. Entre los muchos diferentes tipos de foro, los foros multilaterales que juntan a todos los actores de una industria o sector, representan una innovación prometedora. Iain Farquhar, el autor del Cuaderno sobre la gobernanza mundial del comercio bananero, plantea claramente la pregunta: ¿Puede un foro multilateral llevar a un sistema de gobernanza mundial eficaz? La ventaja de considerar esta forma de organización es que permite sobrepasar el cuadro puramente territorial. Refuerza las bases territoriales de los actores, mas al posicionarse en el cuadro general del comercio, cruza los territorios porque presenta a los actores en donde se encuentran. La doble articulación territorio-foro puede constituir una verdadera clave de la nueva arquitectura cuyas formas estamos dibujando.

5. Superar el resentimiento: un desafío histórico para construir una gobernanza nueva, responsable, plural y solidaria

Varios encuentros y Cuadernos –en el Cono Sur, Líbano, Sudáfrica y China, sobre la gobernanza del agua y el control de la violencia guerrera en un mundo globalizado– han planteado un tema que no se puede ignorar cuando se quiere cambiar las cosas, empezando con las mentalidades y actitudes con respecto al “Otro”: el tema del resentimiento.

El resentimiento abunda en muchas regiones: entre argelinos y franceses, entre chinos y japoneses, entre palestinos e israelitas, entre ruandeses y el congoleños, entre latinoamericanos y estadounidenses, entre georgianos y rusos… En el Cono Sur persiste un resentimiento en particular entre chilenos, bolivianos y peruanos. El resentimiento no se manifiesta únicamente entre países, mas también dentro de cada territorio, sobre todo entre ricos y pobres, y entre nacionales y foráneos, particularmente tratándose de migrantes.

Además, pensar en el resentimiento permite interrelacionar lo individual y lo colectivo. El resentimiento es global, tiene que ver con grupos y pueblos pero también es del dominio íntimo de cada individuo. Por eso, pensar en él y superarlo constituyen una manera de avanzar hacia la transformación personal y colectiva, sin ninguna duda uno de los pilares centrales del cambio ético y político que requiere una nueva gobernanza mundial.

Como con cualquier cuestión relacionada con la gobernanza mundial, el problema del resentimiento es complejo. Requiere una perspectiva global para poder aprehender el fenómeno en su conjunto, pero también debe permitir tratar cualquier caso particular. Las técnicas probadas de prevención y resolución de conflictos constituyen un enfoque importante en este campo. Pero a condición que se puedan aplicar, lo que implica encontrar la voluntad, y los medios, para hacerlo. En lo ideal, requiere abrir un diálogo continuo, pues al resentimiento a menudo lo alimentan los malentendidos.

A un nivel más alto, también tiene que ver con renovar la identidad de cada individuo y de cada comunidad. El resentimiento es un acto agresivo de la memoria, a menudo enterrada en un pasado distante y proyectando señales basadas sobre una historia mal asimilada y entendida. La ideología nacionalista que ha guiado las políticas de los estados desde hace siglos ha tenido, de este punto de vista, un efecto particularmente dañoso, pues ha exacerbado el resentimiento entre los pueblos sin por ello disminuir el resentimiento intranacional. Por esta razón, la corrosión de las fronteras nacionales y la reciente consciencia del lugar de los seres humanos en su medio ambiente han contribuido a redefinir la identidad de todos en un mundo que, de cierta manera, parece menos fragmentado, aunque nuevas fracturas están surgiendo que podrían, si no tenemos cuidado, alimentar viejos resentimientos y crear nuevos.


URL : www.alliance21.org/2003/article3441.html
FECHA DE PUBLICACIÓN: 31 de agosto de 2009